La agricultura extensiva es un sistema de producción agrícola que maximiza la capacidad para la plena productividad a corto plazo del suelo sin la utilización de productos químicos, el riego o los drenajes, sino más bien, haciendo uso de los recursos naturales presentes en el lugar.
Por lo general está localizada sobre grandes terrenos, en regiones con baja densidad de población y se caracteriza por unos rendimientos por hectárea relativamente bajos pero que en conjunto resultan aceptables.
Es una agricultura que a menudo permite una certificación de «agricultura ecológica» cuando va acompañada de la no utilización de productos químicos, pero no todos los productores la aprecian.
En Europa, la zona de agricultura extensiva corresponde a las zonas donde la agricultura conserva una mayor naturalidad, allí donde han sido identificados “sistemas agrícolas con alto valor natural”.
El trigo, el maíz, la avena, la cebada y el centeno son ejemplos de cultivos extensivos.