Los cultivos industriales son un complejo y amplio grupo de plantas cultivadas que, a diferencia de los cereales, pertenecen a especies botánicas muy diferentes y que por tanto presentan características ecofisiológicas y de manejos muy distintos y aprovechamientos muy dispares, algunos de ellos no alimentarios.
Los cultivos industriales son aquellos cuyo producto final no admite consumo directo o para el que su transformación resulta mucho más provechosa.
La remolacha, el algodón, la caña de azúcar, quinoa, tabaco, té o mandioca son ejemplos de cultivos industriales.
Dependiendo del tipo de cultivo las necesidades de abonado varían. Por ejemplo, el algodón requiere alta demanda de nitrógeno repartido en el ciclo de crecimiento, fósforo en las fases iniciales y de desarrollo de semillas y potasio para la formación y desarrollo de las cápsulas.
Por otra parte, la remolacha necesita altos niveles de nitrógeno e incluso más altos de potasio. El aporte de hierro y magnesio también debe ser importante.
Y la correcta fertilización juega un importante papel en la determinación de los parámetros de calidad de la hoja, como el color, la textura o el contenido en azúcares y alcaloides. Es muy sensible a las temperaturas bajas y a las heladas.